viernes, 30 de octubre de 2020

Educar para la Paz!

Para educar bien a tu hijo...

Educación para la paz (peace education), es el proceso de adquisición de los valores y conocimientos, así como las actitudes, habilidades y comportamientos necesarios para conseguir la paz, entendida como vivir en armonía con uno mismo, con los demás y el medio ambiente.

Como la propia educación, se entiende que la educación para la paz es un derecho, aspecto que cada vez es más puesto de manifiesto por investigadores de las ciencias de la paz, como Betty Reardon y Douglas Roche, entre otros. Siendo así, es una responsabilidad primordial de los padres en trabajo conjunto con la escuela, formar en los niños valores para la paz y la convivencia pacífica.

Tanto en la casa como en el colegio, los conflictos entre iguales no se consideran un problema, sino algo normal; sin embargo hay que canalizar esas situaciones y convertirlas en oportunidades para aprender a convivir y crecer.

Según la definición de las Naciones Unidas (1998, Resolución A/52/13), la cultura de paz consiste en una serie de “valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones”.

 ¿Cómo podemos educar los padres y maestros en una cultura de la paz a nuestros hijos?

Los padres y los maestros somos los principales modelos de nuestros hijos: los niños no hacen lo que les decimos, sino lo que ven que hacemos. Se puede enseñar con las palabras, pero se educa con el testimonio de vida diario, es decir: con lo que hacemos. Lo que implica un compromiso integral por parte de padres y docentes con los niños. 

El maestro debe conocer, analizar y comprender la realidad educativa para intervenir en dicha realidad mediante el diseño, puesta en práctica, evaluación y elaboración de estrategias adecuadas, para la enseñanza de contenidos específicos en contextos socioculturales determinados.

 Así que aquí van algunas ideas para la reflexión:

Trata a tus hijos como te gustaría que te tratasen a ti: con cariño, con respeto, escuchándoles y poniéndote en su lugar. 

Nunca pegues a tu hijo. Pegar un azote es un “recurso educativo” ineficaz, fomenta la agresividad en los niños y no mejora su autocontrol. Es importante considerar que cuando un adulto pega a un niño, el motivo no es sólo por lo que hace el niño, sino una muestra de la falta de control del adulto. Pocos padres pegan un bofetón a su jefe o a su suegra cuando se ponen insoportables. Además, ¿con qué argumentos le puedes decir a tu hijo “no se pega” si tú lo haces? 

La formación que queremos fomentar en nuestro hijos, sin violencia, incluye el no hablarle con violencia, no zarandearle, no ridiculizarle, no insultar.

Expresa tus sentimientos y opiniones y apoya a tu hijo para que se sienta libre de expresar también los suyos.

Antes de discutir con tu pareja delante de los niños, cuenta hasta diez. Si la conversación sube de tono, vete un momento a otra habitación, respira hondo y pon las cosas en su lugar.

Cuando tu hijo te esté haciendo perder la paciencia, cuenta hasta veinte. Recuerda que él no puede mandarte a ti al rincón si le gritas o coges una rabieta.

Cuando veas un partido de tu equipo deportivo favorito, anima a tu equipo sin descalificar al contrario. No hagas comentarios sobre los jugadores del equipo rival que no te gustaría oír a tu hijo sobre sus compañeros de clase.

Tómate las dificultades con calma. No grites, ni insultes a los demás.

Respeta tu turno en la compra, en la cola del autobús y en el banco. Si alguien se cuela, defiende tus derechos con firmeza, pero sin agresividad.

Muchas actitudes de los padres y de la familia en general, contribuyen a la formación de valores en los niños, pero una relación basada en el respeto mutuo, en el manejo firme pero comprensivo de la autoridad, en la aceptación de la singularidad y una actitud razonablemente permisiva son un terreno favorable para que los niños formen valores.

Recuerden, la paz se construye respetando los derechos de los demás, cuidando lo que es de todos y promoviendo la igualdad de oportunidades. 

 

Octubre, 2020

martes, 27 de octubre de 2020

Educar con calidad, si es posible!


Estimada Maestra de Educación Infantil, colega docente, amiga, Quieres ofrecer a tus alumnos una educación con calidad? ¿Te cuesta realizar el proceso de evaluación de los aprendizajes de tus alumnos y la planificación didáctica por falta de una orientación clara y precisa en relación a ambos procesos?. Te gustaría mejorar tu práctica pedagógica? ¡Se acabó el estrés!. ¡Si es posible! En esta guía de evaluación y planificación en Educación Inicial te mostraré el paso a paso desde cero, para comenzar y culminar el trabajo de manera eficiente y efectiva.

Esta Guía "Educar con calidad, si es posible", fue elaborada con el propósito de proporcionar a las estudiantes, docentes de aula y Directores de planteles, herramientas para orientar y guiar la práctica de la evaluación y la planificación en la atención de niños y niñas de 3 a 6 años. Si bien se reconoce los avances en esa materia en la labor pedagógica del docente, se destaca la necesidad de situar y aclarar aspectos importantes por la significancia de dichos procesos en el desarrollo y aprendizajes de los niños y niñas, de allí el llamado para su adecuada implementación en el aula.
En ese sentido, la atención a los principios y orientaciones generales en la tarea de evaluar y planificar, exigen por parte del docente conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que le permitan administrar ambos procesos, para que resulten pertinentes e importantes en el esfuerzo orientado a la obtención de resultados exitosos en su gestión pedagógica.
Consciente de esa necesidad, para el apropiado ejercicio de la docencia en Educación Inicial, se estructuró esta guía de Orientaciones considerando algunos conceptos y orientaciones de expertos en la materia, con la pretensión que la misma resulte un documento de referencia para la implementación adecuada y efectiva de los procesos de la evaluación y la planificación en Educación Inicial. Así mismo, incorporo notas exclusivas (contenido adicional, ejemplos y orientaciones), propias de mi experiencia. Igualmente, se incluye ilustraciones únicas importantes para el libro.
Los objetivos de esta Guía de Orientaciones Pedagógicas son:
Ofrecer al lector:
•Una comprensión básica de los aspectos fundamentales del proceso y principios rectores de la evaluación y la planificación en Educación Inicial, para la atención de niños y niñas de 3 a 6 años.
•Una orientación acerca de la organización e implementación de los elementos esenciales de la evaluación y la planificación en Educación Inicial, para convertirlos en un sistema de seguimiento eficaz del desarrollo y aprendizajes de los niños y niñas de 3 a 6 años.
Por lo anterior, es la intención de la autora, que esta guía de orientaciones que ofrece, constituya un material útil para el personal docente de la escuela y represente un aporte para el intercambio formativo, que oriente la reflexión en torno a qué y cómo desarrollar la praxis pedagógica en aspectos fundamentales, como lo son la evaluación y la planificación, a favor de la calidad educativa que debemos entregar a nuestros niños.

Esta Guía "Educar con calidad, si es posible", se encuentra disponible por Amazon, la puedes encontrar en el; link que te copio a continuación, aprovecha la super oferta de esta temporada, es por tiempo limitado!.

Es para mí, un gran honor poder compartir este material con todos ustedes.
Con respeto y afecto,
Xiomara Hernández

lunes, 26 de octubre de 2020

CONSIDERACIONES PEDAGÓGICAS PARA LA PROMOCIÓN DE LA LECTURA DENTRO Y FUERA DE LA ESCUELA




Estimados Padres y Maestros, comparto con ustedes un interesante material para la promoción de la lectura, dentro y fuera de la escuela, escrito por Oscar Alberto Morales, Ángel Gabriel Rincón G. y José Tona Romero.
Es de lectura obligatoria para los padres y docentes interesados en apoyar a los niños en este importante proceso de aprendizaje. 

Orientar, conocer, ayudar, diseñar y jugar son algunos verbos que reflejan la tarea del docente promotor de la lectura, quien tiene un rol pedagógico vital: su trabajo supone tener en cuenta las necesidades y los intereses de los estudiantes e insertarse en proyectos creativos para animar a leer y generar estrategias que propicien el gusto y acercamiento por la lectura y hacer del momento lector una experiencia placentera y gratificante.

¿Cómo podemos promover la lectura? ¿Cómo construir un tiempo y un espacio para leer? ¿Qué libros elegir? ¿Qué estrategias aplicar?

Estas son las preguntas más comunes que se oyen entre los docentes encargados de promover la lectura en sus centros educativos. Es necesario reflexionar juntos sobre estos puntos para encontrar algunas acciones que potencien la promoción de la lectura. Para este efecto, transcribimos algunos fragmentos del artículo “Consideraciones pedagógicas para la promoción de la lectura dentro y fuera de la Escuela” de Morales y otros[1].

¿Qué significa promover la lectura?

La promoción de la lectura implica todas aquellas actividades que propician, ayudan, impulsan y motivan un comportamiento lector favorable, o en algunos casos más intensos del que se acostumbraba (Varela, 1999). En palabras de Petit (2001), es introducir a los niños, adolescentes y adultos a una mayor familiaridad y a una mayor naturalidad en el acercamiento a los textos escritos. Es transmitir pasiones, curiosidades; es ofrecerles la idea de que entre toda la literatura disponible, entre todo el acervo escrito, habrá alguna obra que sabrá decirles algo a ellos en particular. Es proponer al lector múltiples ocasiones de encuentros y de hallazgos. La promoción de la lectura es una práctica social dirigida a transformar la manera de concebir, valorar, imaginar y usar la lectura.

Sastrías (1998) señala que la promoción de la lectura implica todas aquellas prácticas que tienen como propósito hacer que las personas se acerquen a la lengua escrita y lean: padres, maestros, estudiantes, amas de casa […]. Es evidente que la familia, el Gobierno, las empresas públicas y privadas, la Iglesia, en general toda la sociedad, debe desempeñar un rol protagónico en la formación de nuevos lectores, en el mantenimiento de los existentes y en el detenimiento del abandono y el odio por la lectura.

 ¿Quién puede promover la lectura?

Para Jiménez (1999), el promotor de la lectura es quien siembra y abona en el otro la necesidad y el interés de leer activa, a través de la oralidad, los saberes cotidianos que sirven de bien para la lectura. De acuerdo con Petit (2001), es una persona que ama los libros, alguien que puede recomendar libros. De un modo informal, añade esta autora, un promotor de lectura “… puede ser alguien cercano que ha tenido acceso a la lectura, puede ser de otro medio social que uno conoce por la vía de relación o por su practica continua y permanente. Puede ser algunas veces un padre/madre, docente… o puede ser un bibliotecario o un trabajador social…” (pp. 25-26).

La promoción puede darse en distintos espacios: el hogar, la escuela, los espacios públicos en general, los lugares de trabajo. Foucambert (1983) sugiere que la animación o motivación en torno a los libros, revistas, periódicos debería ampliarse y descentralizarse hacia los lugares de trabajo, de vida y de esparcimiento. Lo que importa es que la gente descubra la calidad del lazo que se establezca entre ellos y el texto. Se trata de hacer vivir a los libros en lo cotidiano.

¿Cómo promover la lectura e intensificarla en la escuela?

Probablemente, muchos docentes se preguntan: ¿Cómo podemos promocionar la lectura en la escuela en medio de tantas carencias y dificultades? A continuación se ofrecen algunas consideraciones que pueden servir como marco de referencia:

1. La formación permanente del docente es de capital importancia. Prácticas de lectura, círculos de estudio, cursos, talleres y seminarios, participación en eventos científicos, asesoría con docentes e investigadores en el área y reflexión sobre la práctica contribuyen con su formación y, en consecuencia, con el mejoramiento del ejercicio pedagógico en el salón de clases.

2. Los estudiantes son una fuente inagotable de aprendizajes. Escúchelos para hallar soluciones a los problemas que enfrenta a diario en el aula de clases. Son ellos quienes saben qué les gusta, qué saben, qué desean saber y cuáles son las mejores estrategias para aprender.

3. Los textos deben ser significativos e interesantes para los lectores.

4. Debemos procurar que se lea para: disfrutar de la literatura, aprender de exposiciones y descripciones, reflexionar a partir de argumentaciones, seguir instrucciones, buscar información, conocer el pasado y otras culturas, en fin, para todas las funciones que el lenguaje puede cumplir.

5. Para enseñar a leer, evite usar fragmentos sin sentido, elementos gramaticales aislados (letras, sílabas, palabras y oraciones). Igualmente, para desarrollar la lectura y formar lectores autónomos y competentes, use textos completos, en vez de adaptaciones y simplificaciones con fines didácticos.

6. El ejemplo enseña más que el discurso sin práctica. Como docente, procure ser un lector modelo. Comente con sus estudiantes lo que lee, recomiéndeles textos y lea lo que ellos le sugieren.  Además, permita que los estudiantes lo sorprendan leyendo.

7. La sola exposición de libros y materiales escritos en anaqueles inaccesibles y estantes cerrados no contribuye con la formación de lectores. Es preciso que los estudiantes tengan acceso a ellos, puedan hojearlos, revisarlos, leerlos o rechazarlos.

8. La lectura es una fuente inagotable de aprendizaje y esparcimiento. Cuando el texto responde a los intereses y necesidades del lector conduce irremediablemente a lo primero Al leer, se aprende del mundo, el tema sobre lo que se lee, la lengua, la lectura y la escritura y de sí mismo. En vista de esto, la lectura debe ser un eje fundamental de la práctica pedagógica.

9. No interrogue a los estudiantes después de la lectura. En cambio, mire sus rostros, escuche sus conversaciones y comentarios espontáneos. Si el texto les interesa, la discusión surgirá por añadidura, tal como ocurre con los adultos lectores fuera de la escuela. Posteriormente, habrá la oportunidad de hacer que los estudiantes confronten sus interpretaciones y las sustenten con base en el texto. El interrogatorio impuesto, obligatorio, hace de la lectura una actividad artificial, carente de sentido.

10. Aproveche los recursos, tanto materiales como humanos, de los que se disponen. Favorecer la lectura depende, en parte, de su disposición para trabajar con lo que tienen a su alcance.

11. Hay que dejar entrar al libro (como institución) a la escuela y, principalmente, al aula de clases, y a través de estas, al hogar y a la comunidad. Lo que se “lee” en la escuela no tiene relación con lo que se lee fuera de ella. La escuela no forma para ser exitoso en contextos sociales reales. Hay que recordar, como lo sostiene Ferreiro (en Castorina y otros, 1999), que la lengua escrita es importante en la escuela porque es importante fuera de la escuela, y no al revés[2].

Animemos a leer como una forma entretenida de disfrutar de la lectura y la literatura y veamos en esta actividad, la oportunidad para desarrollar el goce estético, la sensibilidad y la reflexión de las futuras generaciones.

Referencias
CASTORINA, J. A., FERREIRO, E., GOLDIN, D., y TORRES, R. M. (1999). Cultura escrita y educación. Conversaciones con Emilia Ferreiro. México: Fondo de Cultura Económica.
FOUCAMBERT, J. (1983). “La lectura. Un asunto comunitario”. Documentos de la Red Latinoamericana de lectura, 1(2), n.º 40.
JIMÉNEZ, E. (1999). Promocionar la lectura y la escritura por medio del periódico vecinal. Trabajo sin publicación. Postgrado de Promoción de la Lectura, núcleo universitario del Táchira de la Universidad de Los Andes.
PETIT, M. (1999). Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura. México: Fondo de Cultura Económica.
_______ (2001). Lectura: espacios íntimos y espacios públicos. México: Fondo de Cultura Económica.
SASTRÍAS, M. (1998). Cómo motivas a los niños a leer. Colombia: Sosaeta.
VARELA, M. (1999). La promoción de la lectura desde la biblioteca escolar. Trabajo sin publicación. Postgrado de Promoción de Lectura, núcleo universitario del Táchira de la Universidad de Los Andes.




[1] Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales. Mérida-Venezuela,  número 10, enero-diciembre  (2005), pp. 195-218. Agradecemos a Oscar Alberto Morales por autorizarnos a publicar estos fragmentos. Disponible enhttp://www.oei.es/fomentolectura/consideraciones_pedagogicas_promocion_lectura_escuela.pdf.
[2] Hasta aquí los fragmentos transcritos.


domingo, 25 de octubre de 2020

Padres y maestros como formadores de valores!


Nuestra misión primordial como padres y maestros es ser mediadores, de manera que el niño, a su propio ritmo, construya sus aprendizajes. En el tema de la formación de valores, igualmente nuestro desempeño es fundamental. No necesitamos grandes recursos, sólo voluntad y ser un buen modelo.
Formar valores es un proceso complejo en el que intervienen muchos factores y diferentes instancias de socialización. Por esta razón es necesario trabajar en varios niveles que aseguren la interiorización, estructuración y permanencia de principios sólidos. Algunas de las principales acciones que contribuyen a este propósito son:
• Fortalecer la familia porque ella es el lugar donde el niño obtiene la seguridad, el afecto y la identidad que requiere para un desarrollo  sano y positivo. El núcleo familiar es el lugar para la formación moral por excelencia; las primeras lecciones de amor, respeto, solidaridad, justicia y honestidad se aprenden de los padres.
• La noción del bien y el mal, de lo correcto e incorrecto, de lo adecuado o inadecuado se transmite en los primeros años a través de los pequeños actos cotidianos.
• Es importante estimular la formación de hábitos, conductas y actitudes como el orden, la capacidad para tomar decisiones, la responsabilidad, la aceptación y comprensión de las normas familiares y sociales, así como el respeto por la autoridad.
 La tarea de enseñar valores debe iniciar desde la más temprana edad, nunca debemos subestimar la capacidad de aprendizaje de nuestros niños. Desde que un niño comienza a reconocer los elementos de su entorno, va copiando los patrones de comportamiento que observa de las personas a su alrededor.

Tanto los padres como el maestro deben internalizar que, como figuras significativas en la vida del niño, se convierten en un fuerte modelo a seguir, de allí que su comportamiento general debe ser congruente con su noble misión. Una relación basada en el respeto mutuo, en el manejo firme pero comprensivo de la autoridad, en la aceptación de la singularidad, son un terreno favorable para que los niños formen valores.

Por: Xiomara Hernandez

Padres brillantes, maestros fascinantes. De Augusto Cury. Lectura recomendada para padres y maestros!

  Los niños no necesitan padres gigantescos, sino seres humanos que hablen su lenguaje y que sean capaces de penetrar en sus corazones. Un...