Es por todos conocido la importancia del
nivel de educación inicial, por cuanto tiene la valiosa tarea de
acompañar a los niños y niñas en sus primeros contactos con las instituciones
educativas, las cuales serán el ente que velará por su derecho a recibir una “formación
integral” que los ayude a definir su proyecto de vida, basado en valores de libertad,
paz, solidaridad, igualdad, respeto a la diversidad, justicia, responsabilidad y
bien común. Dentro de ese espacio de atención se desarrollan las primeras experiencias con la lengua escrita, determinantes
en la trayectoria de los niños y niñas como futuros lectores-escritores;
de allí la necesidad de una pedagogía que guíe a los docentes de la primera
infancia para que puedan ser eficientes y efectivos como mediadores de dichos
procesos. Partiendo de esa premisa, hoy comparto con
todos algunas consideraciones acerca de cómo favorecer el aprendizaje de la lectura
en nuestros niños y niñas, de manera que podamos percibir y disfrutar el maravilloso
proceso que nos lleva a formar lectores autónomos; además del provecho que podamos hacer de la lectura, en la
formación de valores para la convivencia pacífica y la paz, propósito de este
blog.
Es importante resaltar que
el aprendizaje de la lectura es un proceso cultural y no natural; pues no
deriva directamente de capacidades innatas que puedan ser activadas por el sólo
contacto con el ambiente letrado; aunque este es un elemento muy importante. La
lectura, es un proceso más complejo donde las habilidades y destrezas de orden
cognitivo y neuropsicológico de los alumnos necesitan ser activadas por métodos
pedagógicos adecuados y pertinentes a cada uno.
Es por ello que los
docentes tenemos la enorme responsabilidad de tender puentes hacia distintos
mundos posibles, de ayudar a los niños y niñas a “mirar” la realidad de los escenarios
que los circundan -y de otros que les son más lejanos e inalcanzables, a través
de diferentes lentes que les servirán para desarrollar tanto el pensamiento
lógico científico como el pensamiento narrativo literario.
Ahora bien, en la dinámica que debe generarse
para que esto suceda, es importante que el propio docente internalice el
significado de la lectura como la base que posibilita cualquier aprendizaje, por
ser la destreza que más impacto tiene en el desarrollo de las personas. “Aprender
a leer es lo mejor que me ha ocurrido en la vida”, dijo Mario Vargas Llosa en
la ocasión de recibir el Premio Nobel de Literatura en 2010, en la ciudad de Estocolmo.
Esta sentida expresión del laureado escritor peruano, nos da una idea de cuán
importante es adquirir los conocimientos necesarios para desentrañar los misterios
de nuestro código lingüístico. De allí la gran necesidad de una educación
lectora que permita a los alumnos aprender de un modo autónomo y permanente, que
les ayude a comprender el mundo y ampliar sus horizontes culturales.
Lo primero que debemos considerar se relaciona con los cambios en la concepción del aprendizaje
de la lectura y la escritura; dejar atrás las concepciones tradicionales de
la enseñanza “obligada, rutinaria y traumática”, para conectarnos con
tendencias dinámicas, flexibles, que se traducen en la actualidad en el “APRENDER
HACIENDO“; acción que implica un proceso activo, inteligente, de resolución
de problemas por parte del aprendiz.
El aprendizaje de la lectura y la escritura
se logra a través del contacto con materiales variados tales como: cuentos,
periódicos, fotos, libros de recetas, diccionarios, y con la práctica social en
forma activa, en situaciones reales significativas, en un entorno informal y
lúdico que favorezca la exploración, experimentación, la comunicación y los
intercambios de saberes con sus pares y adultos.
El espacio de lectura en
voz alta y el contacto con los libros, deben ser tenidos en cuenta a partir de
estrategias concretas en las que se jerarquice la presencia del mismo. Los niños y las niñas al tener contacto
activo con los materiales que les ofrece el entorno, y al enfrentarse a
diversos y variados géneros, comienzan a explorar, expresar emociones y
sensaciones; a partir de esta experiencia toman conciencia y construyen nuevos
saberes, esta exploración les permite apropiarse del lenguaje, en forma
creativa. El niño y la niña que aún no leen ni escriben de manera convencional,
en su interacción con los textos, observan la presencia de tipos de letras, longitud
de las palabras, letras mayúsculas y minúsculas, símbolos, otros. Los símbolos
o signos observados, por su diversidad, son portadores de información, ya que
el niño y la niña van descubriendo de que se trata (una carta, un cuento, una
revista, una receta, otros). Ante esta diversidad formulan hipótesis sobre la
propiedad del texto, lo cual van verificando en la medida que se apropian de la
lectura y la escritura convencional. Así los niños y niñas
encontrarán en el libro un asiduo compañero, si efectivamente lo ven circular
como una práctica cotidiana en los adultos. Y es precisamente ahí en donde la
travesía lectora del docente, cuanto más rica sea y/o haya sido, más aportará a
ser una influencia positiva en los niños.
"La lectura del mundo precede siempre a la lectura de cualquier
texto o libro".... Es lo que con tanta insistencia nos decía Freire:
Si uno es capaz de hacerse
preguntas con un texto o con un libro, está construyendo la capacidad de hacerse
preguntas sobre la vida, sobre sí mismo y sobre los demás, sobre los
acontecimientos y sucesos, y ya nunca podrá quedarse quieto. Por estas razones, los/las docentes de
Educación Inicial tendrán la responsabilidad de crear situaciones que permitan
al niño (a) apropiarse de la lectura y escritura, desarrollar su capacidad
comunicativa, con la finalidad de propiciar el inicio de estos procesos con
disfrute, interés, curiosidad y de manera constructiva.
Los adultos
que acompañan los procesos de lectura y escritura deben tener presente que el
niño y la niña tienen que ser tratados desde temprana edad como lectores y
escritores, aunque todavía no lo hagan de manera convencional. A través de sus
acciones y la presentación de situaciones problemáticas, él y ella se apropian
de estos conocimientos; en algunos casos aprenden a leer y escribir en
situaciones concretas, ante la presencia de verdaderos ambientes comunicativos,
donde se realicen actos de conversación, de lectura y escritura; así como
también, a través de la práctica e intercambios sociales del lenguaje y en sus
diversas expresiones de comunicación (gestual, oral, escrita, gráfica).
Para ampliar
su información acerca del proceso de aprender a leer y escribir, les sugiero
consultar en:
FERREIRO, E. (2002) Acerca
de las no previstas pero lamentables consecuencias de pensar sólo en la lectura
y olvidar la escritura cuando se pretende formar al lector. Serie de cuadernos Lecturas sobre lecturas. México: CONACULTA, 31-37.
Emilia Ferreiro Y Ana
Teberosky. (2000). Los Sistemas De Escritura En El Desarrollo Del Niño. Ana
Teberosky. Congreso Mundial de Lecto-escritura, celebrado en Valencia,
Diciembre 2000. Universidad de Barcelona.
Wilfredo Rimari Arias. (s/f). Suplemento de
una serie orientada al desarrollo de la comprensión lectora como un proceso de
formación de lectores constructores de significado.
http://waece.org/lectoescritura.html
Material audio visual.
ASOCIACIÓN MUNDIAL DE
EDUCADORES INFANTILES (AMEI-WAECE).
… por encima de todo, la
lectura es un diálogo con nosotros mismos, un viaje hacia nuestra interioridad.
Toda buena lectura –toda grande y buena lectura— lo que en definitiva nos
brinda y nos aporta es esto: un encuentro con lo más íntimo –y a veces secreto—
de nosotros mismos. Con nuestra Humanidad.
Carlos Cabrera
Carlos Cabrera
Hola Xiomara. Profunda reflexion. Queremos invitarte a un encuentro en nuestro espacio Legados , Huellas de Nuestra Presencia en Iberoamerica (Tiuna FM, La Voz de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana) para que socialices con nuestro radioescucha tu experiencia
ResponderEliminarSaludo cordial
Miriam Herrera Brito
04167237065